La señora María (su apellido será omitido para proteger su identidad) acaba de aprender una tremenda lección.
Que uno no se de confiar debe a ojos cerrados de algún desconocido y mucho menos dejarlo entrar a su hogar.
No es para menos, pues el pasado fin de semana le tocaron a su puerta en un tranquilo vecindario de Georgia. Vio a una mujer también de origen latino.
Le abrió para ver de qué se trataba, algo de lo cual se arrepentirá toda su vida. Y es que en cuestión de minutos fue despojada de varios cientos de dólares.
Y no se trató de un asalto como cualquiera pensaría, sino que, de algo menos grave, pero igual de malo: de una cruel estafa.
Resultó ser una mentirosa y media
La mujer convenció a María de que residía en los alrededores y que debía ayudarla por favor ya que tenía una emergencia de vida o muerte.
Le dijo a la víctima que tenía que presentarse a una corte y pagar 600 dólares de una infracción.
María se compadeció y la dejó entrar a su casa. La farsante quedó captada por las cámaras de vigilancia del hogar mientras le echaba un tremendo cuento a María.
Le aseguró de que no tenía el dinero para ello ya que era madre soltera y que debía mantener solita a sus cuatro hijos pequeños.
De inmediato sacó de su bolso un fajo de “joyas de oro”. Le dijo a la dueña de la casa que ese era su más valioso tesoro.
Y que estaba tan desesperada por obtener ese dinero que sería capaz de vendérsela por dicho monto.
La señora María muy honesta le dijo que tales prendas doradas costaban mucho más que eso y que ella no quería despojarla de sus bienes.
Que, en cambio, le prestaría el dinero y que cuando regresara a pagárselo se los devolvería con todo gusto.
La tipa aceptó sin tapujos y tras recibir el efectivo, se marchó con rumbo desconocido. A la mañana siguiente tales prendas amanecieron negras.
Fue entonces que María se dio cuenta de que había sido estafada y decidió denunciarla ante las autoridades del condado de Clayton.
