Cae otro conductor temerario en nuestro estado

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En menos de una semana, las autoridades de Georgia han atrapado a por lo menos dos choferes -ambos hispanos, por cierto-, que se quisieron pasar de osados.

Y es que no les bastó con ir manejando a altas velocidades en transitadas autopistas estatales, sino que al verse descubiertos por la policía quisieron huir.

En su intento de escape, los irresponsables conductores ocasionaron tremendas persecuciones al estilo de la Fórmula Uno.

El último en presuntamente cometer esa locura fue Braulio López Cervantes, de 25 años.

A él, un patrullero del Georgia State Patrol lo intentó parar al verlo que iba manejando 30 millas por encima del límite establecido.

Pero al ver la unidad del Gobierno atrás suyo con las luces y sirenas prendidas, en lugar de orillarse y detener la marcha, lo que hizo fue acelerar aún más.

Este incidente ocurrió la tarde del pasado domingo sobre la Interestatal 75, con rumbo al sur, en el condado de Cobb.

De hecho, varios agentes de esa localidad de unieron también a esa persecución que se extendió por varias millas.

En su huida, Cervantes activó sus intermitentes para advertirle a los demás carros que se quitaran de su camino.
Como algunos no lo hicieron, se metió al último carril de la derecha que es solo para que se detengan autos con alguna emergencia y condujo por ahí.

Hasta derribó unas barreras de la línea expresas

De repente, al ver que la policía lo llevaba muy cerca y que casi lo tenían acorralado, se metió a una línea expresas la cual estaba cerrada en ese instante.

Para ello, destruyó las enormes varillas de la entrada. Las autoridades no tuvieron más remedio que también seguirlo hasta ahí.

Pero más adelante, el chofer se detuvo y dejó abandonada su camioneta Dodge color naranja para intentar escapárseles a pie.

Tampoco lo logró y terminaron atrapándolo con los perros de la unidad canina.

Cervantes fue recluido en la cárcel del condado de Bartow acusado de múltiples cargos graves.

La buena noticia de todo esto es que afortunadamente, nadie de los involucrados en esta persecución ni tampoco los demás inocentes automovilistas resultó herido.

Apenas unos días antes de este acontecimiento, la policía de Gwinnett se vio involucrada en algo parecido.

Solo que, en esa ocasión, el conductor no iba solo, pues lo acompañaba su niño de apenas dos años. Increíble hasta dónde llega la mala cabeza de algunas personas.

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